La ayudante

Ayudó a colocar las vendas y ungüentos en sus sitios en las estanterías y se mordió el labio recordando cuando había llegado por primera vez a esa casa. Sola, asustada, había estado a punto de morder al doctor que le estaba curando las heridas del miedo y dolor que notaba. Las heridas físicas no tardaron demasiado en curarse, aunque las otras… Pasaron meses antes de que pudiese pasar unas horas a solas con él, antes que pudiera confiar en otro humano. Se le erizó levemente el pelo de la nuca y no pudo evitar que un gruñido emergiera del fondo de su garganta — Miguel no permitiría que le pasase nada, y más ahora que se sentía tan a gusto allí, ayudando en su consulta y a criar a su hija. 

Pasó levemente la yema de sus dedos por su pelaje, recordando que fue lo que la trajo a esa casa. Ya estaba acostumbrada a los golpes y a que el señor se metiera en su cama cuando él quería, pero cuando la pequeña rompió ese jarrón y vio cómo agarraba el atizador y se lanzaba hacia la pobre, no pensó demasiado. Se interpuso entre ellos y empezó a canalizar magia, para intentar crear una pequeña llama en su ropa. Eso fue lo último que recordaba, la pequeña llama y esos ojos verdes cargados de odio mientras descargaba numerosos golpes sobre su piel. La abandonó moribunda en un campo de flores, aún recordaba su aroma cuando cerraba los ojos, y como el doctor la encontró y la llevó a su casa. Tenía tanto que agradecerle… 

Siguió ordenando las diferentes pócimas, más por el olfato que por saber qué es lo que había allí escrito, y al final suspiró. Por mucho que intentara posponer lo inevitable debía ir a recoger a Ángela para partir en breve y no era algo que le hiciera mucha gracia. Por fin había descubierto en qué quería convertirse y dudaba mucho que pudiese aprender mucho más si se iba. Hasta le había prometido enseñarle a leer y era algo que siempre había querido. Subió a la habitación y vió a su compañera ya con la bolsa en la espalda, esperándola. 

— Corre Ángela, quiero llegar a la ciudad costera antes que se haga de noche. Seguro que si nos separamos allí una de las dos podrá obtener alguna cosa interesante.

Le quería decir que era un plan estúpido y que así seguro que no la podría proteger de los peligros de fuera. Pero quizá ella tuviese razón y así pudiesen obtener mejores resultados. Recogió su espada y se puso la armadura, las pocas pertenencias que tenía, y siguió a la chica a fuera.

Recorrieron el camino que les separaba de la ciudad en silencio, iba absorta en sus pensamientos y sólo abrió la boca cuando pasaron por un campo lleno de flores, comentando que quizá alguna sirviese para hacer uno de esos ungüentos para tratar heridas que había aprendido a usar no hacía tanto.

Llegaron a la ciudad por la noche y se separaron, prometiendo que se encontrarían unos días más tarde en la posada principal. Al día siguiente, entró en una de las tabernas mirando si podía encontrar algún trabajo y se encontró a un joven encapuchado que decía ser juez, que le ordenó capturar un hombre. Lo hizo sin saber que con ese gesto acababa de cambiar su vida por completo.


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GEMMA SÁNCHEZ

Bajo la Lluvia

El agua caía interminable e incansable sobre las hojas de cada árbol, hiedra, arbusto o planta de la selva, hasta que se flexionaban por el peso y dejaban caer una pequeña cascada de la misma.

Los olores a tierra mojada se intensificaban y los rastros desaparecían ante ellos haciendo difícil seguirlos. Los sonidos se perdían, entumecían y se mezclaban con los que cada gota provocaba en su caída incluso tras recorrer el empapado pelaje de la bestial escondida entre la maleza.

Los intrusos estaban cerca, justo en frente, cada semana aparecían en la zona con diferentes ropas y olores intentando despistar a los que allí vivían, al resto de Bestial y a los Narak.

Portaban redes y cuerdas con diferentes nudos y formas que todavía llevaban olores de otros Bestials junto con los del cuero y el acero que vestían y colgaban. Siempre volvían a pesar del sofocante calor y la humedad que les asfixiaba y a pesar de las intensas lluvias que los frenaban.

Sin embargo eran extranjeros, sólo había que esperar a que se cansaran de buscar. Esperar bajo la lluvia que la ayudaba a huir de sus acechantes ojos. Si la capturaban y tenía suerte, sería llevada a otras tierras cálidas pero menos húmedas; si tenía mala suerte, la arrastrarían hasta tierras las tierras heladas de Beliond, en las que sólo se sobrevivía bajo tierra.

Los minutos pasaban y el agua calaba cada vez más en su pelaje al igual que hacía en cada una de las rugosidades de los árboles haciéndose casi interminables. Finalmente se alejaron de la zona y, con mucho sigilo y unos minutos después, la bestial abandonaba el lugar para volver junto los suyos en la selva. Todavía empapada dio la alerta y se decidió que mañana los rastrearían para echarles de Selva Esmeralda.


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IRIS CONST

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El baile

Entró en la taberna casi sin demasiadas ilusiones de poder conseguir una buena recompensa en ese sitio, la mayoría de los parroquianos parecían simples labriegos y dudaba que supiesen apreciar la buena música. Se ajustó la cinta del laúd y entró decidida hasta el fondo del local, mientras iban sonando pequeñas campanillas que llevaba atadas en tobillos y muñecas. Aunque para su gente era algo alta, en esas tierras los humanos casi parecían gigantes a su lado. Fue mirando de reojo si había alguien interesante durante su camino, moviendo ligeramente su larga cabellera negra y logrando que su tiara reflejara las luces de los candiles. En ese momento recordó las enseñanzas de su padre y pareció que le susurrara las palabras en ese mismo instante:

— Una buena entrada es casi más importante que una buena actuación, sedúceles y conseguirás cualquier cosa que te propongas.

Echaba de menos estar en el carromato con su familia, pero hacía meses que sintió el impulso de vagar por su cuenta por el vasto mundo de Ériandos, creó junto a su padre una melodía y necesitaba componer una letra acorde a ella. Desenfundó el laúd al llegar al posadero y con una grácil reverencia tocó unos acordes, afinándolo de forma disimulada. 

— Buenas noches, mi nombre es Coral y no podrás encontrar mejor bailarina y música en toda la región. Me gustaría cambiar mi música por una habitación, algo de comida y unas monedas, mi baile no deja indiferente a nadie. 

— Buenas noches señorita, lo primero lo tendrás, las monedas dependerá de lo que consuman ellos. 

Asintió y se dirigió al centro de la sala y mientras empezaba a rasgar el instrumento para contentar al público la vio, una hermosa semielfa de cabellos rubios y ojos del color del mar calmado que no la perdían de vista en ningún momento y unos labios rojos y carnosos iluminados por una sonrisa. Sonrió y mordiéndose el labio pensó que quizá ese pueblo no era tan malo como parecía al principio.


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GEMMA SÁNCHEZ

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Qué son y cómo se usan los dados para jugar a rol

El uso de dados u otros elementos en los juegos de rol es un recurso interesante que ayuda de muchas formas en la narrativa de las partidas de rol. Son elementos externos que, en cierta forma, dejan entrar la magia salvaje del azar en la partida. Hacen que tanto las jugadoras como la DJ aguanten la respiración, si se tiran en el momento preciso, ya que quizá esa tirada cambie por completo el rumbo de la historia. Sirve, en cierta medida, para que la historia sea imprevisible, que ninguna de las partes se adueñe de la misma ni abusen de ella. 

Uno de los recursos básicos para poder introducir el azar en las partidas son los dados, usándolos de distintas caras según el sistema de juego que utilicemos y principalmente es en ellos en lo primero que pensamos cuando hablamos de rol. La dificultad de la tirada dependerá del juego en cuestión, ya sea algo fijo establecido de antemano en el manual, como por ejemplo los juegos PBTA, o una dificultad fijada por la directora de juego en función de la narración como sería en Ériandos. En otro tipo de juegos se usan otros elementos para introducir este factor, pero este artículo no está enfocado en desgranar los distintos métodos para conseguirlo.

No entraré demasiado en detallar cada uno de los sistemas de rol, ya que cada uno tiene sus particularidades únicas, estos elementos sirven para diferentes propósitos, que pasaremos a detallar en los distintos párrafos. Detallaré por encima el sistema de tiradas en Ériandos. Es un sistema que funciona en base a tiradas de d100, sumándole los valores de las características o habilidades implicadas en la misma, según la dificultad que determine la directora de juego según el entorno y demás implicaciones surgidas de la narrativa de la escena.

Podríamos empezar en indicar que introducir estos elementos de azar, ya sea en forma de dado o carta u otros, es poner límites en las capacidades de todos los integrantes de la mesa. Esto evita que ninguno de ellos se convierta en una especie de dios omnipotente y que pueda hacer todo lo que desee. En todo juego hay unas normas que todo el mundo debe cumplir, unos principios básicos y el uso de estos elementos encuadra la ficción a estos mismos y ayuda a dar en cierta forma objetividad y honestidad a la mesa

Otro de los motivos es hacer el juego impredecible, aportando esa dosis necesaria de salvajismo, dejando entrar el caos en forma de azar. Con una tirada hasta el guerrero más entrenado es capaz de fallar un golpe, yendo la historia por derroteros que nadie se había imaginado. Así, no se sigue un guión preestablecido por ninguna de las integrantes de la mesa consiguiendo que se vaya construyendo la historia entre todas mediante la resolución de los distintos conflictos que puedan llegar a surgir durante la trama. Así el juego llega a ser más impredecible y sorprende a todas por igual.

El último de los motivos es para hacer el juego más o menos estratégico ya que el hecho de tener que pensar en unos valores concretos en una ficha obliga a pensar una estrategia dónde sacar el máximo partido a una tirada pensando en todas las posibilidades e intentando minimizar los peligros en caso que la tirada salga mal, intentando prever todos los posibles escenarios y el plan de acción en todos ellos. O no hacer estrategia alguna y depender por exclusiva de la magia de los dados, abrazando el caos del resultado.

Esto solo ha sido una pequeña aproximación al mundo de los dados, seguro que me he dejado muchas cosas en el tintero. ¿Y vosotros para que usáis los dados?


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GEMMA SÁNCHEZ

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Acoso hacia la mujer en los juegos de rol

Llevaba varios meses pensando en la necesidad de escribir sobre las actitudes tóxicas que envuelven ciertos grupos de rol y de aquí en la necesidad de crear espacios seguros en distintos ámbitos y en el del rol en específico. 

Empecé a jugar a rol hace muchos años, descubriéndolo casi por casualidad en unas colonias de verano. Me acuerdo de la primera partida que jugué y como mi guerrera tuvo que llevar una armadura-bikini mientras nos enfrentábamos a multitud de enemigos. Más tarde, fui a parar a un club de rol del que me echaron pasados unos años por ser la “novia de” -como si dejara de ser una persona independiente al convertirme al dejar de estar soltera- En esa época también pasé por algunas jornadas de rol, con resultados algo desastrosos. Pero aunque yo he podido sufrir durante todos estos años situaciones de acoso, intentaré dar una visión algo más objetiva del tema y hablar del mismo desde una perspectiva de género. Se que hay muchas otras formas de acoso hacia otro tipo de colectivos vulnerables, pero en este artículo quiero hablar en específico del acoso hacia las mujeres y que herramientas se podrían usar para intentar erradicarlo

Durante muchos años, aunque ahora por suerte en menor medida, la presencia de mujeres en las mesas de juego se ha visto como algo anecdótico, dando a entender que no había verdadera afición entre ellas. Igual que también ha pasado en el mundo de los videojuegos, se ha visto a las mujeres como jugadoras de segunda, ninguneando sus aficiones. En otras ocasiones han sido vistas como objetos de deseo más que como compañeras de afición o pensando que únicamente acuden para contentar a su pareja.

No entraré en hablar directamente sobre el acoso físico sino de de otras formas de acoso que pueden no verse tan a simple vista, como el verbal, que se pueda dar en algunas de las mesas, algunas veces casi sin darnos cuenta de ellos. Muchas veces al llegar una chica a una mesa de juego en primer lugar cuestionan sus conocimientos, casi haciéndoles un tercer grado sobre ello. 

Ya hablando de la sesión de juego en concreto, sexualizar a todos los personajes femeninos o siempre tener las mismas tramas donde se tenga siempre que salvar a la princesa (cayendo en algún que otro cliché), la evolución de los personajes femeninos mediante la violencia sexual (visto en innumerables películas o series) o no dejar hablar a la jugadora en cuestión e interrumpir todo el rato a la misma sin tener en cuenta a sus planes, poniendo en duda sus capacidades.
Creo que el uso de herramientas de seguridad en partida y hacer sesiones cero para poder compartir entre todas dónde queremos llevar la sesión y el uso de estrellas y deseos cuando termina la misma para saber como se ha desarrollado. También creo que ha de ser esencial que toda la mesa apoye a la víctima en caso que se produzca algún tipo de acoso en la partida por parte de alguno de los integrantes.

También creo que el uso al principio de espacios seguros puede ayudar a que ciertas personas den el primer paso en el mundo del rol evitando las malas experiencias en las primeras partidas. Hay varias iniciativas de mesas no mixtas o jornadas donde las directoras de juego son únicamente mujeres para dar visibilidad a su trabajo en este sector. Se deben promover desde todos los actores implicados en el mundo del rol la creación de contenido por parte de ellas, ya sea en divulgación mediante canal de youtube o escribiendo juegos de rol. Ya hay iniciativas como las de algunas editoriales que han creado premios adhoc para promover dicho contenido e incluso se normalice la presencia de la mujer en este sector.

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GEMMA SÁNCHEZ

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Alma de dragón

Sin duda uno de los viajes más apasionantes y arriesgados fue el día que tuve que vérmelas con un dragón de tierra para conseguir un manojo de alma de dragón…De acuerdo, ni yo mismo me puedo creer esta historia, el dragón estaba muerto ya. Los días en que yo mismo me enfrentaba a criaturas horribles pasaron para mi, aquellos años de juventud y aventuras me han hecho más cauto y más sabio…¿O alguien en su sano juicio se internaría en la Fortaleza de la Muela sabiendo que su morador está vivo?

Una llamada desesperada, así lo podría denominar. Cuando Kili, «Ojo de Tigre», me llevó la escama no me lo podía creer, eso sólo podía significar que Dragón había muerto y que alguien tendría que ocuparse de su descendencia. Por supuesto que yo no tenía ni los medios ni los conocimientos para llevar a cabo esa tarea, pero hasta que los huevos llegasen a la persona idónea yo sería su custodio.

Por eso nos adentramos en la lúgubre Fortaleza, en lo más oscuro de sus profundidades, donde los dragones de ácido horadan la tierra del subsuelo y dan forma con las garras de sus seis fuertes patas a lo que será su guarida y su nido. Hasta allí descendimos, cruzando grandes cavernas y enormes y retorcidos túneles y al fin, entre malolientes restos de alimañas y huesos todavía con carne putrefacta adherida, que preferí pensar que no eran restos humanos, llegamos donde yacía el cuerpo inerte de Dragón, donde florecerían con suerte cinco o seis ejemplares de Alma de Dragón de ácido. Nos acercamos cautelosos al cadáver y allí estaban, entre las escamas y la carne en putrefacción unas robustas flores de reluciente color dorado, alimentándose de las entrañas y de una pus que supuraba del interior de la criatura que debía de ser ácido. Las escamas reflejaban el color dorado intenso de las flores, y en el rostro sentía el calor que desprendía el ácido burbujeante. Me quedé un rato observando y deleitándome con esta simbiosis extraordinaria de la naturaleza de Ériandos.

Se me hacía tarde, debía recoger las flores y extraer el polen. Los huevos debían estar a punto de abrirse y sin una madre o padre que los alimentase iban a necesitar toda la energía necesaria para salir adelante. Kili me ayudó a transportar los huevos mientras yo extraía las flores de las entrañas, aún ardiendo y humeantes por el ácido, del cuerpo rígido de Dragón. Un recuerdo para el resto de mi vida, quemaduras en ambas manos, ¿pero qué clase de botánico sería sin un remedio para las quemaduras de ácido? Lo más importante que conservo de aquella experiencia es el recuerdo inolvidable de haber sido partícipe del nacimiento de una pareja de Dragones de Ácido.

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RODNIFERO

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Alma de dragón

Un capítulo aparte merece la reseña de esta increíble planta, casi desconocida y con estudios casi inexistentes en la gran Universidad de Dracan. Trataremos ahora de discernir algo de claridad sobre la especie «Alma de Dragón», especie ligada a la vida y muerte de los dragones. Aquí aporto tanto mis escuetos conocimientos con la variedad Alma de dragón de ácido, exponiendo lo que a través de la observación y de mi propia experiencia he podido descubrir, como los pocos datos existentes que he podido encontrar en viejos tomos de olvidadas bibliotecas.

Origen y clasificación

Existen tres tipos de Alma de Dragón, tantas como tipos de dragón existen, o que conozcamos del mundo explorado de Ériandos: los dragones de tipo Fuego, con una tonalidad de piel rojiza, son los que exhalan un aliento que hace arder todo lo que encuentra a su paso, más terroríficos y resistentes que el resto y que si te cruzas en su camino harías bien en encomendarte a Ela. Dragones tipo Hielo, de un color verde de piel, que congelan todo lo que su aliento toca, sólo han sido vistos en el norte de Ériandos, en el Imperio Beliondés, el reino de los glaciares y de las ventiscas de hielo, cuna de estos dragones. Y por último están los dragones de tipo Ácido, de tonos dorados, y que yo he tenido la suerte de encontrar, sufriendo quemaduras que lo atestiguan en ambas manos. Sin embargo, de los dragones de tipo Hielo y Fuego únicamente sé de su existencia por los escritos superiores de los grandes sabios de Dracan.

Morfología

En cuanto a la especie de la planta Alma de Dragón del tipo Hielo, nace del interior del cuerpo helado de estas criaturas, con una apariencia de cristal y de color verde esmeralda. El tipo Alma de Dragón de ácido, más rara de encontrar que las otras dos especies, es de un color dorado como el dragón de este tipo. Para su manipulación es necesario tener un cuidado especial pues al contacto directo podríamos sufrir quemaduras importantes por los ácidos que supura.

El tipo Alma de Dragón del tipo Fuego nace de las entrañas incandescentes de estos dragones y es sumamente peligrosa pues al peligro de su obtención al estar al rojo vivo se añade el riesgo de los gases tóxicos que desprende y que al ser inhalados provocan la muerte en cuestión de segundos.

Características propias

Es necesario señalar que este espécimen de planta no tiene hojas pues no realiza la fotosíntesis, su tallo es grueso y sustenta una única flor con seis pétalos que cubren los delicados estambres, a estos 6 pétalos los cubren a su vez otro juego de sépalos con forma de garra de dragón que le dan un aspecto inusual y extraño asemejándose la flor a una extremidad del propio dragón.

Se nutre de la carne del dragón al morir y de la fuerza vital de su interior, por eso se le denominó Alma de Dragón, aunque nada se ha demostrado sobre si es cierto o no que la esencia, alma o espíritu del dragón se traspase a la planta.

Cada planta, según sea un tipo u otro el dragón del que se origina, tiene una peculiaridad distinta:

  • El Alma de Dragón de fuego, de un color rojo intenso, se sabe que acumula en sus estambres un polen que transmite una energía sin igual, y si lo macera alguien con conocimientos mágicos puede hasta triplicar sus efectos.
  • El Alma de Dragón de hielo es prácticamente similar en su morfología a la de fuego pero con un aspecto de cristal de color esmeralda. Los estambres del tipo hielo, además de ser un alimento extraordinario para la progenie de los dragones de este tipo, lo que produce es un potente narcótico que inmoviliza al contacto.
  • El Alma de Dragón de ácido, aún habiendo escritos donde se ha identificado no se especifica lo que produce su flor dorada, se cree que intensifica el poder de la magia, y al igual que el resto de almas de dragón es un alimento excepcional para las crías de dragón. Debe ser la forma en que la naturaleza le da una oportunidad a las crías de dragón de mantenerse con vida, una energía extraordinaria extraída directamente del interior de su progenitor.

Estos son todos los conocimientos que he conseguido reunir a lo largo de mis viajes. En un futuro hay planificado un nuevo viaje al reino helado del imperio Beliondés y allí espero ampliar conocimientos sobre el Alma de dragón de Hielo. Si vuelvo con vida seguiré ampliando este vademécum botánico…

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RODNIFERO

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Vestigios de Devoraalmas

La joven de 17 años, Delia, de piel blanca, ojos azules y pelo negro y liso hasta un poco más allá de los hombros, no parecía tener apenas rasgos en común con los de su raza Nimer.

Vestía una túnica con capucha y unos guantes que la protegían lo más que podían del sol, tampoco le gusta demasiado estar bajo él, cosas que pasan supone ella que ya casi se ha acostumbrado a sus problemas, así como casi acostumbrarse al hambre, un hambre más allá de lo humano, un hambre que llegaba a las almas y que comenzó siendo ella muy joven.

Su padre era un profeta que un día dijo tener una visión sobre una mujer poderosa vestida en oscuros mantos. Al principio nadie le creyó, hasta que dio con la madre de Delia que luego fue convenciendo poco a poco, a más mujeres para la causa, convirtiendo finalmente todo en una especie de cábala o secta, en la que rápidamente se hicieron rituales de sangre en honor a la mujer de la visión. Aunque realmente atraían más a Cartajiod que lo que realmente buscaban, sin embargo para ellos eran seres oscuros.

Más tarde, su padre tuvo otra visión en la que un bebé nacería elegido para alzar a esa oscuridad. Algo le llevó a la obsesión, algo le susurró que él sería el padre de aquel niño, pero que debía antes ganarse el favor con más ofrendas.

Y así fue como, ritual tras ritual, ofrenda tras ofrenda, se acostaba con todas a las que ya se podía considerar su harem.

Hubo abortos, niños malformados, algunos nacían sanos, pero muy pocos; otros estaban poseídos y se les mantenía allí hasta que eran incontrolables y se les soltaba y, uno de ellos era Delia.

En su concepción, hubo una bacanal como en el resto y esta, llamó la atención de un Cartajiod del hambre que, divertido o aburrido u ofendido, debió pensar que era buena idea que en el futuro la criatura los devorara a ellos.

Para los padres, la pequeña Delia era especial, ya que consideraron su debilidad al sol, su hambre, su visión nocturna y de las almas, una señal y, con 12 años la sometieron al ritual que hizo que el Cartajiod se cobrara lo que buscaba y el Imperio decidiera poner fin a la secta.

Actualmente, Delia se mueve por las cercanías del Imperio de Luz recogiendo plantas para sus mejunjes y, de paso, averiguar hasta que punto eran verdad las visiones de su padre, al que nunca creyó hasta el Estallido.


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IRIS CONST

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Lágrima de sirena

Collar de un material similar a la plata o al acero con centro azul, la lágrima de Sirena como muches le llaman, tiene detrás una triste historia o más que triste, un tanto perturbadora.

Un bardo se había obsesionado con conseguir ser el que mejor cantaba de todes, así que, tras escuchar las leyendas sobre las dulces voces de las sirenas, acudió a un mago para pedirle si podía modificar sus cuerdas vocales y sonar como ellas. El mago le confesó que al no saber cómo sonaban las sirenas, no podía hacer nada, así que el bardo zarpó en busca de una para llevársela.

Tras muchos meses en el mar y bajo la niebla densa de una noche, oyó sus cánticos y se acercó con su barco. Eran hermosas, casi indescriptibles para él y surgió la duda ¿Cómo convencería a una de irse con él? Decidió cantar para ellas y tras dos noches, la más joven e inocente se le acercó llamada por su voz e historias sobre la vida en el Imperio.

Con labia y palabras bonitas, la convenció de que se fuera con él para que viera esa vida que le relataba. Mandó una paloma mensajera al mago y fue con ella hasta la costa donde quedaron para verse. Una vez allí y tras presentárselo, el mago comenzó a vincular las cuerdas vocales de la sirena con las del bardo. Cuando la sirena se dio cuenta de lo que pretendían rompió el vínculo y huyó, perdiendo ambos la voz en el proceso. Ambas voces quedaron atrapadas en una gota de mar que quedó cristalizada.

Dicen que la joya permite al mudo hablar o al hablante seducir con su canto.

REDACTADO POR: IRIS CONST.


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La espada

-Será un trabajo fácil, ya lo verás. – Iba repitiendo esas palabras en su cerebro, en bucle, sin dejar de temblar. Cuando cerraba los ojos únicamente podía ver ese aliento verdoso y como su hermano se desintegraba delante suyo, la piel se iba deshaciendo lentamente sobre sus huesos con la boca abierta en una mueca de dolor. Pero en su cerebro ya no escuchaba ese grito, solo reverberaba la palabra ladrona. Notaba un dolor sordo en la mano derecha, mientras seguía sujetando ese fardo contra su pecho. Durante todo el trayecto le pareció notar que alguien la miraba y por el rabillo del ojo veía esos ojos rojos clavados en ella, pero al girarse no veía absolutamente a nadie. Miro a lado y lado de la calle y cruzó hacia ese edificio, que lucía un tambor roto en su fachada.

Una semana antes vino mi hermano a hablarnos de un negocio en la taberna donde nos alojábamos, el Yunque Roto

-He conseguido la oportunidad de negocio perfecta, solo tenemos que explorar un antiguo túmulo y revisar si hay algún tesoro que podamos llevarles, dicen que hay una espada que puede cortar cualquier cosa

Siguió hablando de todas las cosas que podríamos comprar con la recompensa, pero ella solo podía pensar en esos extraños apodos que le había dado su hermano a los tipos que se le ofrecieron, el caballero, la rata y la muerte. Escondió un escalofrío y elevó una plegaria a Ela, hacía demasiado que no pasaba por uno de sus templos. Quizá, después de este encargo podría hacerlo.

Llevó un par de días llegar a ese túmulo, flores marchitas adornaban la entrada cubierta de musgo y enredaderas. Parecía que hacía mucho tiempo que esa entrada no era hollada por nadie. En la entrada había una losa donde aparecía una inscripción medio borrada que ninguno de ellos entendió. Entre dos pudieron apartarla y pudieron observar un inmenso pasillo que descendía hacia las profundidades de la tierra. Ella se quedó la última, como siempre en este tipo de empresas.

– No quiero que te pase nada hermanita, me sentiré más seguro si vas al final. Igualmente, ¿Qué harás tú en caso de peligro? ¿Encandilarle con tu precioso baile?

El estrecho túnel los condujo hasta una sala a oscuras, las luz de las antorchas que llevaban se reflejaba en las monedas, joyas y demás abalorios que la poblaban. Inmensas columnas estaban repartidas por doquier y el suelo crujía bajo sus pies, aunque ninguno de ellos le prestó atención a este sonido. Sus ojos estaban fijos en esa fortuna, los ojos de todos excepto los de ella. Vio, casi escondida por una montaña de monedas, una espada y la tomó entre sus brazos

– No se porque pero no puedo dejar de mirarla, ¿crees que será una de esas espadas famosas y me convertiré en alguien importante?

Nunca obtuvo respuesta, del fondo de la sala vio cómo se expandía algo verde mientras el suelo temblaba y un inmenso rugido hacía que se estremeciera.  Alargó la mano por reflejo pero lo único que consiguió fue quemarse las yemas de sus dedos. Y dio media vuelta y corrió, sin mirar atrás mientras oía en su cabeza una palabra. Ladrona.

Cruzó el umbral de la taberna y un intenso olor dulzón inundó sus fosas nasales. A su izquierda un grupo cantaba y tocaba distintos instrumentos. Seguramente se hubiese puesto a bailar en otras circunstancias, pero en esos momentos solo quería hacerse un ovillo y desaparecer. El peso de la espada la volvió a traer a la realidad y avanzó decidida por la taberna hasta dar con una mesa algo apartada, entre botas de vino y cerveza. Allí estaban los tres, pero solo se fijó con el de su derecha. Alargó una mano huesuda y le ofreció una copa. Y sobrevino la oscuridad.

Despertó desnuda, dolorida y sola en una de las habitaciones de la misma posada, con una bolsa de monedas al lado de la cama. Al menos con eso podría seguir perdiendo la consciencia durante una buena temporada. Y sin ningún otro propósito en su vida, se vistió para empezar a gastar las monedas de esa bolsa.

REDACTADO POR: GEMMA SÁNCHEZ


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La historia de mi muerte

Sus palabras resonaban en sus oídos: «no habrá más dolor, ni sufrimiento. Acepta mi propuesta, ya sabes cuál es la alternativa.» Ciri estaba totalmente inmóvil, no le hacía falta girarse para ver que detrás suyo esas criaturas babeantes no iban a darle una muerte digna y que esos mismos jugarían con ella durante meses. Podía aceptar una muerte en la batalla, con honor, pues sabía qué podía esperar de sus contrincantes allí.

-Decídete, mi oferta no durará para siempre. 

Esa frase la sacó de su ensimismamiento y la devolvió a la realidad, ella nunca podría renunciar a Ela para salvar su vida. Empezó a rezar, desarmada era la última acción desesperada que tenía y realmente no tenía nada que perder 

-Ela, escucha a esta humilde sierva y protégela de todo mal…

Lo que sucedió después hizo que se le helara la sangre, esa hermosa mujer que se encontraba delante suyo se puso a reír a carcajadas. 

– Ilusa, si crees que te hará algún caso, hace tiempo que no os escucha. ¿No os habíais dado cuenta? Ya he perdido suficiente el tiempo contigo – Hizo un pequeño gesto con la mano y uno de esos seres me cogió del brazo – Quitádmela de mi vista, podéis hacer con ella lo que queráis.

Cabizbaja los siguió, aguantó toda clase de obscenidades sólo para conseguir una cosa, hacer creer a esos seres que estaba vencida. En un momento, esos seres habían perdido la poca disciplina que podían tener y sólo hablaban de las humillaciones a la que la someterían. Fue fácil desarmar a uno de ellos, y por un instante se planteó la posibilidad de huir, pero no podía dejar sola a su compañera, no habría sido honorable. Así que se giró y corriendo fue a clavarle su espada en el pecho de la mujer. Horrorizada, sólo pudo contemplar como esa mujer la miraba con sus gélidos ojos. Intentó avisar a su compañera que huyera, pero sintió dos puñaladas cerca del cuello que hicieron que su vida se le escapase lentamente. Mientras caía, sólo pudo ver como una ligera sonrisa iluminaba el rostro de la mujer, sin prestar el más mínimo interés en esa espada que le sobresalía del pecho…

REDACTADO POR: GEMMA SÁNCHEZ


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La ofrenda

Había recorrido ese bosque durante toda la noche, buscándolo iluminada sólo por la luz de las estrellas. Aún llevaba ese hatillo pegado a su cuerpo, algo sudado por la larga caminata. Le habían dicho que allí podría pedir cualquier deseo si estaba dispuesta a pagar el precio. Le costaba seguir el ritmo, pero sabía que si tardaba mucho en llegar él moriría. Llegó al claro y contuvo el aliento antes de dejar la seguridad de los árboles y adentrarse en dirección a las rocas. Acarició su abultado vientre, sintiendo como ella se agitaba en sueños, dando débiles patadas y puñetazos que notaba a través de su piel.

– Pronto estará todo arreglado pequeña, sólo faltan unos metros. 

Musitó, mientras un pequeño escalofrío recorría su espalda. En el hatillo que colgaba de su espalda se encontraban esas alhajas que le había regalado su madre cuando cumplió los dieciséis. A simple vista parecían joyas de plata, ennegrecidas por el paso de los años, pero al mirarlas con la luz adecuada desprendían un brillo rojizo. Recorriendo ese bosque recordó la alegría que sintió al recibirlas y cómo se sintió al ponérselas por primera vez. Eran unos pendientes con un pequeño topacio engarzado en cada uno de ellos, que parecían dos pequeñas gotas de sangre y con filigranas bañadas en oro bruñido; un pequeño colgante con un ópalo tallado en forma de corazón y un par de brazales, uno con grabados de flores y el otro de frutos. Al moverse chocaban entre ellos y casi parecía que seguían el ritmo de una música invisible. 

– Los recibí de mi madre y ella de la suya, me contó que fueron forjados por Mirel Tallador, una hermosa enana que se enamoró de un humano que se fue de sus tierras para aprender el arte de la forja. Se presentó ante el clan como Topacio y se enamoró de él nada más verlo. Le enseñó todo lo que sabía del arte de la forja mientras en secreto forjaba estas joyas, con el deseo oculto de conquistar su corazón. No se sabe exactamente cómo la rechazó, sólo que al final la joven se quitó la vida y su sangre bañó estas joyas. Si las miras atentamente verás que tienen un extraño brillo rojizo y a mí a veces me pareció escuchar un llanto proveniente de ellas. 

No creyó en sus palabras, aunque era cierto que con ellas puestas ningún hombre ni mujer podía dejar de mirarla. Había bailado hasta la extenuación en el último festival de la cosecha y fue elegida la reina, y con eso consiguió casarse con Tomás. Tenían una vida perfecta hasta que empezó esa absurda guerra y tuvo que ir a combatir al frente, por mucho que le imploró no pudo hacerle cambiar de idea. Se alegró al ver que regresaba tan pronto del frente, pero las heridas que traía no se cerraban por mucho esfuerzo que dedicaran tanto médicos como magos en tratarlas. 

Perdida en sus pensamientos tropezó con una raíz oculta y cayó de rodillas, lacerándose una de ellas. Ahogó un pequeño grito, se puso en pie y siguió avanzando poco a poco hacia las rocas.

Tocó una de las piedras y lanzó la oración que había aprendido cuando era pequeña, casi parecía que hacía siglos de eso. 

– He llegado aquí con mis objetos más preciados para ver cumplido el deseo más profundo de mi corazón. 

Justo después de pronunciar estas palabras la vio, parecía la mujer más hermosa que había visto nunca, con el pelo blanco como la nieve y las mejillas y los labios sonrosados, y unos ojos grises que la miraban algo divertidos. 

– Veo que has cumplido tu parte del trato, así que yo cumpliré la mía. 

Se acercó a ella, le puso la mano en el vientre y musitó algo, aunque ella no logró entenderlo. Con horror vio que su vientre se deshinchaba. Intentó gritar, pero de su garganta no brotó ningún sonido. 

– La cuidaré y terminará siendo una criatura del bosque, como yo. Puedes ir junto a tu esposo, te estará esperando en casa.

Huyó de allí y recorrió el bosque corriendo, casi parecía que volara entre los árboles, sin terminar de procesar todo lo que había ocurrido en ese claro. Al llegar a casa y ver la mirada inexpresiva de su esposo que la observaba en el umbral de la puerta recordó de golpe cómo terminaba la historia que le contó su madre, hacía casi una eternidad:

– Pero vigila los pactos que hagas con ellas y sé cuidadosa con tus palabras y tus pensamientos, pues siempre cumplen lo acordado de forma literal y tienen un retorcido sentido del humor. 

Y con esas palabras por fin pudo gritar.


ESTE RELATO NOS LLEGA DE LA MANO DE

GEMMA SÁNCHEZ

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